Malestar psicológico y social en el marco de la pandemia por coronavirus COVID-19
Malestar psicológico, ¿por el COVID-19?
A raíz del brote pandémico ocasionado por el COVID-19, el gobierno de nuestro País declaró un estado de alarma el pasado 14 de marzo por el que la población se mantiene enclaustrada hasta nueva orden. Algunos en sus hogares y otros en «simples» domicilios, “positivos” en cuarentena, y en general, todos confinados como medida de prevención.
“¡Se paró el mundo!” El tan ansiado y anhelado “me bajo de la vida” atracó en nuestra vida y, sin embargo, a muchos les aprisionó y les derribó como una apisonadora.
Estilo de vida
Y es que, antes de que una pandemia azotara nuestras vidas, existían diversas fórmulas de escape y distracción que permitían automatizar el piloto que nos guía a base de “meter horas” y dar ese 100% que tanto nos dignifica.
Actividades profesionales, culturales, educativas, sociales, deportivas y lúdicas conforman este amplio repertorio de supuestas necesidades y obligaciones, a las que debemos de aspirar con vehemencia por aquello de sentirnos vivos y amortiguar cualquier atisbo de dolencia y malestar.
Y ahora, ¿Qué hacemos?
Ahora deberíamos sentirnos más identificados que nunca, puesto que nos toca experimentar y afrontar una situación que, además de ser inédita, resulta ser genérica, lo que en un principio alentaría a compartir experiencias y pedir ayuda frente a otro tipo de situaciones personales traumáticas sufridas en silencio.
Pero el silencio continúa. Mientras persiste el confinamiento, cada uno sobrevive como quiere y/o como puede.
Ahora se nos insta a neutralizar la angustia que la cancelación de nuestra cotidianidad y la incertidumbre provocan, intentando armar un escenario dentro de casa que procure simular una aparente normalidad, centrada en el “aquí y ahora”, cuando, precisamente, el enemigo ya estaba conviviendo con nosotros.
Pensemos en nuestro día a día, y en cómo muchos de nosotros nos vemos expuestos a confrontar y, en muchos casos, a sortear: miedos, fobias, obsesiones, compulsiones, ansiedad, alteraciones del estado del ánimo, adicciones, dinámicas de maltrato y violencia, conflictos relacionales, patologías y psicopatologías graves y/o crónicas…
Es que, acaso, ¿este tipo de situaciones las ha provocado el coronavirus o es que el virus nos recuerda el lugar infestado e intoxicado que, tantas veces, ocupamos en nuestras vidas?, ¿Hay lugar para las distintas subjetividades?
Muchas gracias por tu comentario. Estoy completamente de acuerdo contigo. La comprensión empática es fundamental si lo que pretendemos es…